Cuando preparo las vacaciones me gusta elegir bien la lectura que llevaré en la maleta, la que pondré en el capazo para ir a la playa o la que descansará en la hamaca del jardín hasta que al final del día me apetezca tumbarme con una bebida bien fría para ojearla y reposar la jornada. Suelo elegir uno o dos libros de entre mi lista de pendientes: muchas veces combino un clásico y una novedad, y además siempre incluyo una selección de revistas de decoración entre mis lecturas de verano. Este mes de agosto, las portadas se tiñen de azules y turquesas. El agua de mar y de las piscinas nos invita al relax y a vivir un verano slow, lejos de las prisas de la rutina diaria y ya he hecho acopio de los últimos números de AD, Interiores y Elle Decoration. Tres apuestas seguras para dejarme inspirar por sus páginas estivales.
Empiezo a echar un vistazo por AD, Architectural Digest. Referencia indiscutible del estilo ecléctico, el director de la publicación Enric Pastor abre el editorial de su número de verano con una de mis máximas de cabecera: «La vida simple». Y para practicar el ejercicio de reducción propio de esta época del año, la revista invita a desprenderse de lo más superfluo y dejarnos cautivar por la naturaleza de las fibras: ratán, paja, caña, cuerda o bambú como protagonistas de nuestras residencias de verano. Entre sus mejores casas del mundo, estos materiales toman posesión de muebles, lámparas y accesorios y me fijo especialmente en este raro tapiz de Alexander Calder, uno de mis artistas preferidos.
Me atrapa también la historia de rivalidad entre Le Corbusier y su contemporánea Eileen Gray. La casa E1027 que la diseñadora irlandesa afincada en París proyectó entre 1926 y 1929 en La Costa Azul, «mancillada y codiciada por Le Corbusier», ha sido ahora restaurada y abierta para ser la protagonista de la película The Price of Desire que narra sus desavenencias. Hoy reconocida como una de las grandes diseñadoras del siglo XX, Gray ideó los muebles específicamente para este espacio, tal y como mandaban los cánones de la Bauhaus, e instaló en ella muchos de sus iconos: la mesita auxiliar E1027 o la butaca Bibendum. Fue una vez separada de su pareja, el arquitecto rumano Jean Badovici quien se quedó con la casa, que Le Corbusier pintó los ocho murales obscenos como revancha al diseño de una de las casas más bellas del movimiento moderno. Por supuesto, Gray odió la intervención por ir en contra de su sueño racionalista. Me quedo con ganas de ver la película y recorrer los escenarios de la que es considerada como una de las casas más bellas del Movimiento Moderno.
Paso a las páginas de Interiores, una de mis publicaciones más queridas del sector y me quedo pensativa con sus propuestas de arreglos florales y sobre todo ese especial Do It Yourself dedicado a los sugerentes tules y sus posibilidades decorativas. Un tejido económico y delicado para poner el toque vaporoso y transparente a los días de calor. Como idea estival para una pamela de ala ancha, de paja trenzada o para convertir en ligeros y etéreos algunos de los accesorios habituales, como las cortinas de un chill out.
Y entre mis básicos, no puede faltar la inspiración internacional. La edición británica de Elle Decoration aporta una buena dosis de estilos a lo largo y ancho del mundo: desde Bali hasta Brasil. Un gran editorial introduce el número de agosto donde su editora jefe, la elegante Michelle Ogundehin, entiende la inspiración lejana sin fronteras que marquen la diferencia, sino poniendo sobre todo el acento en la excelencia del diseño, la máxima que mueve mi trabajo desde hace más de 15 años. Me fijo en la preciosa colección de mesa Jellies de nuestra internacional Patricia Urquiola, inspirada en los moldes de silicona, en una paleta de rosa palo, color melocontón y azul bebé, perfectas para dar un toque chic a los picnics o cenas al aire libre de verano. Y me entretengo con la entrevista al matrimonio entre el escocés Jonathan Levien y la hindú Nipa Doshi, que han recibido el premio EDIDA por sus trabajos que van desde el
