En Madrid tuve la oportunidad de revisitar la obra del vital Martín Chirino desde 1952 hasta hoy. A punto de cumplir 93 años, el escultor vuelve a sus espirales y sus rostros, apostando por su característica contundencia formal e hilando a través de ella sus trabajos anteriores. La Galería Marlborough acoge hasta el próximo 28 de marzo una exposición retrospectiva que nos acerca a su etapa de madurez, en que sigue trabajando con el poso de toda una vida de experiencias. Sus esculturas son positivas y en ellas vuelve al manejo simultáneo de varias obras a la vez, evocando una icónica emotividad y un vigor imprescindible.