Ahora que empieza agosto y llega el merecido descanso hago repaso por algunas lecturas interesantes para acompañar los días de verano. Siempre es un placer releer a Philippe Claudel, y en este caso su novela La nieta del señor Linh, un libro cortito que es una joya por su sensibilidad y belleza narrativa. Huyendo de la guerra que ha destrozado su aldea y su familia, el señor Linh arriba tras un penoso viaje en barco al país que podría ser Francia, donde no conoce a nadie y cuya lengua ignora. Sólo le queda a su nieta, un bebé tranquilo que duerme cuando él tararea la nana que han cantado durante generaciones las mujeres de la familia. El encuentro con el señor Bark, un hombre afable que ha enviudado recientemente, llena de afecto su nueva vida a pesar de las diferencias de lenguaje.
Los ojos del hermano eterno de Stefan Zweig es también un libro breve pero profundo. Se trata de un título curioso en la obra de Zweig, escrito como una leyenda oriental en tiempos anteriores a Buda. Virata, hombre justo y virtuoso, decide experimentar voluntariamente en primera persona las condenas reservadas a los asesinos más sanguinarios. Tras la experiencia descubre el valor absoluto de la vida y reconoce en el hermano eterno la imposibilidad propia de todo enjuiciamiento. Además, esta época es idónea para repasar Vivir con plenitud las crisis, un oportuno ensayo sobre importantes reflexiones de vida que nos hace ver con otros ojos los estragos del estrés, y sobre todo abordarlos desde una actitud sanadora y consciente para restablecer el equilibrio corporal y mental. Por último, me llevo en la maleta La amiga estupenda, título que inaugura la saga de Elena Ferrante con escenario en el Nápoles de los años 50. La fascinante relación entre Lenù y Lila, dos jóvenes amigas de la infancia, contada retrospectivamente por una de ellas al final de su vida, se convierte en un viaje por la profundidad de las emociones femeninas. Feliz verano y felices lecturas.