Cuando llega el verano, uno de los mejores lugares donde descansar es un jardín. Y si el jardín está pensado y diseñado con gusto y cariño, este reposo puede llegar a ser colosal. Entre los paisajistas más interesantes del panorama actual se cuenta el italiano Luciano Giubbilei, que formado en Inglaterra se ha convertido en una autoridad en el mundo del jardín. Su amor por la cocina, heredado de su abuela, y un terreno familiar en Toscana, le llevaron a abandonar una exitosa carrera bancaria por la entrega a las plantas y la naturaleza. Empezó diseñando un gran jardín en The Boltons, Chelsea, a los 26 años, convirtiéndolo en una obra de arte al llevar la poesía de los jardines renacentistas a una localización urbana.
Desde entonces ha trabajado con artistas y artesanos, instalando esculturas en sus jardines y dando forma a mobiliario de exterior. Ganador de varios premios, una de sus últimas colaboraciones ha sido con el arquitecto japonés Kengo Kuma para instalar una pérgola de bambú que recoge la sombra de un árbol florido. Aunque sus proyectos son precisamente reconocidos por la ausencia de flores. A mí me llaman especialmente la atención sus láminas de agua, sus líneas depuradas. Ahora ha volcado su pasión por el jardín en el libro The Art of Making Gardens.
