El pasado mes de mayo abrió sus puertas el centro Kálida, en el recinto modernista del Hospital de Sant Pau, diseñado por Benedetta Tagliabue para acoger, cuidar y mejorar la calidad de vida de las personas con cáncer y aquellas que las acompañan. Recientemente he podido visitarlo de la mano de Matter y comprobar cómo la arquitecta ha volcado en el diseño del edificio toda su sensibilidad, y su propia experiencia tras haber vivido en primera persona el proceso de la enfermedad de su compañero Enric Miralles.
Se trata de un pabellón que cuenta con 400 m² en dos plantas y una amplia zona ajardinada, que consigue establecer un diálogo con el entorno excepcional del recinto modernista en el que se ubica. La planta baja es un espacio flexible y abierto, rodeado por parte del jardín e incluye una pequeña biblioteca con una sala multifuncional. El ambiente cálido y acogedor es fruto de esa dimensión curativa de la arquitectura y el interiorismo (a cargo de Patricia Urquiola en este caso), con una propuesta muy consciente para ayudar a la comunidad a través de un espacio de convivencia donde compartir emociones y experiencias. Un proyecto muy bien resuelto, hermoso e inspirador, que consigue convertirse en un hogar para el alma y ayuda a entender el papel de la arquitectura en su faceta más humana.