Para mí el diseño de moda y de interiores tienen mucho que ver. Tengo especial inclinación personal por el primero y al segundo dedico mi vida profesional. Generalmente huyo de lo tendencioso tanto en mi trabajo como en mi vida personal y creo que mi estilo tiene más que ver con un eclecticismo atemporal que se adecua a mi personalidad curiosa y poliédrica. Viendo las predicciones de color que vienen para la próxima temporada otoño-invierno 2017/2018, publicadas por el combo The Color Community que forman la diseñadora Eva Muñoz, el arquitecto Pere Ortega y la estilista de colores y tejidos Rosa Pujol, me gusta encontrar algunas de las paletas que están muy presentes a mi alrededor y que elijo de manera muy intuitiva para vestirme o vestir las casas de mis clientes.
Para lo que viene, han utilizado el nombre “+ – Mistake”, reivindicando el error como punto de partida para la creación, una especie de fallo evolutivo sin el cual no habría cambio ni desarrollo. Ellos mismos explican que “aceptar y reconocer lo no programado y las actitudes erróneas dentro de nuestros procesos creativos es sincerarse y tranquiliza la existencia humana. Queremos equivocarnos para ser mejores, para conquistar lo inimaginable y para recuperar la libertad de nuestra esencia, largamente sepultada por juicios ajenos”. Bajo esta premisa proponen algunas gamas básicas de colores entre las que me quedo con estas dos paletas.
La primera, titulada Nobody is looking, se enfoca en la supresión del ego para alcanzar una serenidad olvidada pero que está en nuestro interior. Curiosamente es una paleta muy presente en mis proyectos de interiorismo, una gama que destila paz, con colores naturales (cáñamo, ceniza, trigo, cacao) y sutiles destellos metálicos, con algún acento azul denso.
La segunda se denomina Timeless y nos habla literalmente de la ausencia del tiempo, que abre la puerta a un cambio azaroso, con un antes y un después muy diferenciados. Es una paleta más futurista, positiva y brillante, pura y esencial, dominada por grises, malvas, crudos y azulados. En la imagen, el interior de Weissenhof house (1927) de Le Corbusier y Pierre Jeanneret.
