La última edición de la feria de París ha rizado el rizo que ya estaba rizado. Con un ambiente muy animado, el estilo que viene (y ya venía desde las últimas ediciones) es cada vez más ornamentado. Han desaparecido casi por completo las líneas rectas. La protagonista absoluta es la curva: en mesas ovaladas y redondas, sofás curvos, y elipses por un tubo. Además de las formas curvilíneas, predominan los materiales ostentosos como el mármol, el dorado, los terciopelos y una mezcla infinita de estilos, colores, texturas, o estampados en papel pintado.
Parece que acabaron de tener cabida el minimalismo o el estilo industrial y en este marco de ornamentación exagerada, se mantienen los estilos más auténticos, el estilo wabi sabi, las antigüedades, etc. El mueble usado y de calidad sí se vio presente en Maison & Objet este año. En mi opinión, más interesante el regusto antiguo y austeridad de calidad que prevalece en el tiempo y no necesita de más ornamentos o superficialidades. Porque parece que el «menos es más» se ha archivado, para dar paso a un «más es mejor».